MG B 1965

 MG MGB Roadster 1965: El encanto británico que nunca pasa de moda

En un mundo dominado por superdeportivos electrificados, pantallas táctiles de 20 pulgadas y asistentes virtuales que te hablan hasta cuando no los necesitas, hay algo profundamente refrescante en volver al origen de lo que significa conducir. El MG MGB Roadster de 1965 no solo es un ícono del diseño británico, sino que representa una época en la que la conexión entre el auto y el conductor era lo único que importaba. Y a pesar de sus casi 60 años, sigue ofreciendo una experiencia tan viva y auténtica que muchos deportivos modernos envidiarían.

Diseño exterior: proporciones justas, presencia atemporal

El MGB Roadster 1965 es todo lo que un deportivo clásico debe ser: bajo, alargado y con líneas limpias. Su silueta es reconocible al instante, con un frente con parrilla cromada y faros redondos que parecen mirar el camino con decisión. Las llantas de rayos de acero,  y el parabrisas corto le dan ese aire de roadster puro. 

Es un auto chico, sí, pero su presencia no pasa desapercibida. Donde se lo mire, el MGB atrae miradas. No por ostentoso, sino por elegante.

Interior: minimalismo con alma

Abrir la puerta —que apenas pesa— y sentarse en el MGB es como retroceder en el tiempo. Todo es simple, pero genuino: el tablero está forrado en vinilo negro, los relojes son analógicos con agujas blancas y la posición de manejo es sorprendentemente natural para un auto de los sesenta. Los asientos, aunque delgados, ofrecen buena sujeción, y la visibilidad es excelente gracias a su bajo perfil y delgados pilares.

No hay climatizador, ni pantallas, ni dirección asistida. Y, sin embargo, eso es parte de su encanto. Aquí, el confort es sinónimo de conexión con el auto, no de aislamiento del entorno.

Especificaciones técnicas

Bajo el capó se esconde un motor 1.8L de cuatro cilindros en línea que entrega 95 hp y un torque de 149 Nm, acoplado a una caja manual de 4 marchas con sobremarcha eléctrica opcional. Puede parecer modesto en cifras, pero recordemos que el auto pesa apenas 920 kg. El resultado es una respuesta ágil, lineal y más divertida de lo que muchos esperarían.

  • Velocidad máxima: 170 km/h
  • Aceleración 0-100 km/h: ~11 segundos
  • Consumo promedio: 10 a 12 km/L, dependiendo del estilo de conducción y estado del motor

Para la época, eran cifras más que respetables, y aún hoy permiten disfrutarlo como un verdadero deportivo clásico.

Hablar de seguridad en un auto de los años 60 es entrar en otro universo. No hay airbags, ni frenos ABS, ni control de tracción. Sin embargo, el MGB fue uno de los primeros deportivos en incorporar zonas de deformación programada, lo que para su tiempo era revolucionario.

Los frenos delanteros de disco aportaban una mejora notable en la frenada frente a otros modelos contemporáneos aunque acá, el verdadero “asistente de manejo” es el conductor.

Pocas experiencias igualan la de llevar un MGB por una carretera con curvas. La dirección es directa y te transmite absolutamente todo lo que pasa entre los neumáticos y el asfalto. El centro de gravedad bajo, la suspensión independiente en el eje delantero y el tamaño compacto lo hacen sentirse como un kart para adultos. Cambia de dirección con rapidez, tiene una pisada segura y responde con entusiasmo en cada curva.

Y lo mejor: es descapotable. Manejar con el techo abajo, el sol en la cara y el sonido metálico del motor llenando el aire es una experiencia que simplemente no se puede replicar en autos modernos. Aquí, todo está centrado en la sensación de manejar. Y eso, en 2025, es oro puro.

Si lo comparamos con otros roadsters clásicos de los años 60, como el Triumph TR4, el Fiat 124 Spider y el Alfa Romeo Spider, el MGB destaca por su equilibrio general:

  • Triumph TR4: más potente y con un diseño más agresivo, pero menos refinado en la conducción.
  • Fiat 124 Spider: motor más moderno y mejor confort, aunque menos robusto estructuralmente.
  • Alfa Romeo Spider: el más elegante y preciso en curvas, pero con mayor mantenimiento.

El MGB se queda con el título de “roadster accesible por excelencia”: confiable, fácil de mantener y con repuestos todavía disponibles gracias a su popularidad global.

El MG MGB Roadster de 1965 no intenta ser lo que no es. No tiene gadgets, ni pantallas, ni cifras de performance que impresionarían en Nürburgring. Pero tiene algo que muchos autos modernos han perdido: alma. Y esa alma se siente en cada curva, en cada cambio de marcha, en cada kilómetro recorrido con el cielo como techo.

Para los amantes de los clásicos —y especialmente para quienes buscan un deportivo accesible, divertido y con pedigree—, el MGB sigue siendo una de las mejores puertas de entrada al mundo vintage.

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