El Abarth Fastback aterriza en Latinoamérica como la versión más picante de Fiat, buscando conquistar a quienes quieren un SUV compacto con estética deportiva y algo de emoción al volante. Lleva el escorpión en el emblema y promete veneno en cada curva. Pero, ¿cumple?

Su silueta fastback combinada con la postura elevada típica de un SUV le da un look original. Tiene carácter, con detalles en negro brillante, insignias Abarth, paragolpes más agresivos y llantas de 18 pulgadas que llenan bien los pasos de rueda.
Visualmente, es un acierto. Y si bien hay cierto aire familiar con el Fiat Pulse, se nota el esfuerzo por diferenciarlo y posicionarlo como algo más exclusivo y deportivo.

Adentro, encontramos una atmósfera que intenta ser deportiva con detalles en rojo, el logo Abarth presente, un volante bien logrado y butacas con buen soporte. Sin embargo, la calidad general de los materiales deja en claro que estamos frente a un producto de base generalista. El tablero y las contrapuertas están dominados por plásticos duros, y el espejo retrovisor en plástico negro brillante transmite una sensación algo económica.
Ahora, hay que ser justos: esta unidad cuesta USD 36.000 en Uruguay, y en ese rango de precio, no hay muchas opciones que ofrezcan este nivel de diseño, tecnología y sensaciones deportivas. No es un SUV premium, pero sí una muy buena opción para quienes buscan emoción en su auto del día a día sin gastar dinerales.

El motor 1.3 turbo T270 entrega 175 CV y 270 Nm de torque. Acelera de 0 a 100 km/h en 8.5 segundos y alcanza 210 km/h. Las cifras son más que suficientes para un SUV compacto.
Un gran diferencial es el sonido del escape: los escapes Abarth suenan realmente bien, incluso en bajas revoluciones. No es un sonido artificial, sino uno ronco y deportivo que acompaña cada aceleración y le da carácter.
Al activar el modo Sport —bautizado “POISON”— el auto cambia de actitud: la respuesta del acelerador se vuelve más inmediata, la dirección se endurece levemente y la transmisión busca estirar un poco más los cambios. Un guiño simpático a la identidad Abarth.
Ahora, la crítica más fuerte: la caja automática de 6 marchas responde muy lento cuando se la opera desde las levas. Las demoras al subir de marcha o hacer rebajes le restan deportividad en manejo activo. Un detalle que empaña una experiencia que por momentos se siente divertida.

El consumo es razonable: unos 11 km/L en ciudad y hasta 14 km/L en ruta, lo cual es coherente con su potencia y peso.
En términos de tecnología, incorpora una central multimedia de 10.1” con Android Auto y Apple CarPlay inalámbrico, cargador inductivo, cuadro de instrumentos digital de 7” y climatizador automático.
En seguridad ofrece seis airbags, control de tracción y estabilidad, frenado autónomo de emergencia y asistencia al arranque en pendiente. Correcto para el segmento, aunque sin destacarse.
La suspensión tiene una puesta a punto más firme que en un SUV convencional. Transmite mejor la información del camino y reduce el rolido, pero sin volverse incómoda para el uso urbano. Eso sí, en calles mal mantenidas se siente algo dura.
El aislamiento acústico podría ser mejor: a velocidades de autopista se filtra bastante ruido del viento y del rodamiento.

El Abarth Fastback no es perfecto. Tiene una caja lenta, una calidad interior mejorable y detalles que no están a la altura de una propuesta realmente deportiva. Pero por USD 36.000, ofrece algo muy difícil de encontrar en ese rango: diseño atrevido, buena potencia, tecnología decente, y un escape que te saca una sonrisa cada vez que lo escuchás.
Si buscás un SUV diferente, con actitud, sonido y un poco de veneno para el uso diario sin gastar cifras astronómicas, el Fastback Abarth definitivamente merece estar en tu radar.