
El Porsche 911 (996) fue introducido en 1998, es la sexta generación del icónico deportivo alemán y marcó un cambio significativo con respecto a sus predecesores al adoptar un diseño más moderno y elegante. Sin embargo, su controvertido cambio a los faros de tipo “fried egg” generó opiniones mixtas entre los fanáticos. A nivel de rendimiento, el 911 (996) ofreció un manejo ágil y potente.
En términos de diseño exterior, el Porsche 911 (996) tiene una apariencia más aerodinámica y moderna en comparación con los modelos anteriores. La carrocería es más suave y redondeada, con líneas fluidas que mejoran la eficiencia aerodinámica y la estabilidad a altas velocidades. Los faros delanteros ovalados tipo “fried egg” y las líneas de capó más suaves son características notables que le dan un aspecto contemporáneo. Si bien hay que admitir que el diseño de las luces delanteras no es el más lindo, la parte trasera del automóvil posee un alerón retráctil, una característica distintiva que aporta tanto en estética como al rendimiento aerodinámico, y que es posiblemente uno de los diseños traseros más lindos de la historia de los 911. En lo que respecta al perfil lateral, este presenta una línea de techo más baja y una silueta general más estilizada. Los espejos retrovisores exteriores se rediseñaron para mejorar la eficiencia aerodinámica y agregar un toque moderno al conjunto.

En el interior, el enfoque del diseño se centró en la ergonomía y la funcionalidad. El habitáculo del 911 (996) ofrece una disposición de controles más intuitiva y una consola central rediseñada. La calidad de los materiales utilizados en el interior refleja la artesanía y la atención al detalle características de la marca Porsche. Los asientos deportivos frecen un excelente soporte lateral, asegurando comodidad durante largos viajes y firmeza en curvas intensas. El tablero central es funcional, radio, aire y el botón para levantar o poner la capota. En el interior se ve el paso del tiempo, ya que no cuenta con pantallas ni asistentes a la conducción, pero hay que tomar en cuenta que este es un auto de 20 años.
Un cambio significativo en el 911 (996) fue la introducción de la refrigeración líquida para el motor, marcando un alejamiento del tradicional sistema de enfriamiento por aire. Este cambio tuvo un impacto tanto en el rendimiento como en la eficiencia del combustible, permitiendo que el motor entregue una potencia más constante y controlada.
Otro detalle, es que el auto si bien es Cabriolet, viene con un techo duro desmontable para usarlo en invierno sin inconvenientes.
El manejo es una esquicitez, 320 caballos alemanes enamorados del manejo deportivo, la suspensión bien afinada y la distribución de peso precisa contribuyen a una experiencia de conducción ágil y emocionante, con una capacidad para mantener la compostura a altas velocidades. La respuesta directa del volante y la tracción trasera proporcionan una conexión única entre el conductor y la carretera, permitiendo maniobras minuciosas y una sensación de control total.
Lo más lindo de este modelo es el tamaño que tiene, no es muy ancho (1.76m) ni muy largo (4.43) como los deportivos de ahora, que no entran en los carriles de la calle.
En conclusión, el 996 no solo conserva la forma icónica del mítico 911, sino que es el modelo que hace evolución crucial para las siguientes generaciones de 911. Si bien hay críticos del modelo por su diseño de las luces delanteras, la silueta y andar del del 996 es tan bello y perfecto que se te olvida por completo ese defecto, y hasta uno le empieza a agarrar gusto y cariño.

